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Las 10 claves del discurso de Boric, un intento por cambiar el ánimo político

Con un aterrizaje adverso, casi sin luna de miel, el Presidente busca cambiar el clima y retomar la agenda, sin grandes anuncios, pero con un discurso marcado por los llamados a la confianza.

Por: Rocio Montes | Publicado: Miércoles 1 de junio de 2022 a las 20:10 hrs.
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Foto: Agencia Uno
Foto: Agencia Uno

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La búsqueda de otro clima

En su primer discurso ante el Congreso desde que llegó a La Moneda, hace 11 semanas, el Presidente Gabriel Boric intentó reencontrarse con sus mejores momentos como candidato. En un discurso de dos horas y 20 minutos, en los que no dejó de lado su estilo –las citas a autores y su reticencia a las corbatas–, el mandatario buscó dos objetivos, valiéndose de sus habilidades en esta puesta en escena. Por una parte, retomar la agenda, la que el gobierno no ha podido controlar en estos dos meses y medio en un aterrizaje forzoso en el Poder Ejecutivo. Por otra, cambiar en algo el ánimo político –el clima– con un discurso en el que no dejó de lado su narrativa de izquierda, pero con pasajes marcados por los llamados a la confianza y la convocatoria a diversos sectores, como a los empresarios. “En este momento histórico nos enfrentamos a la gran tarea de consolidar e institucionalizar los cambios que la ciudadanía reclama y hacerlos en paz, con estabilidad y entre todos. Sin que nadie quede afuera”, señaló Boric casi al empezar su discurso. “Que la esperanza y la confianza en el porvenir compartido se impongan por sobre el derrotismo y la sospecha”, dijo poco antes de finalizar.

Como lo había hecho en discursos anteriores, el Presidente intentó instalarse en una línea de continuidad histórica, reconociendo la dificultad de gobernar.

Las señales a sus antecesores

Boric hizo diferentes menciones a su antecesores. No solo a los cinco presidentes desde 1990 a la fecha, sino que incluso a otros mandatarios chilenos y a otros procesos complejos que ha debido enfrentar el país en otras épocas. Como lo había hecho en discursos anteriores –los de primera vuelta, la noche del triunfo y la del día que asumió como presidente–, Boric se intentó instalar en una línea de continuidad histórica, reconociendo la dificultad de gobernar. En ese registro, realizó un reconocimiento –que no llegó a un mea culpa ni a una disculpa– con las autoridades del Ministerio de Salud del anterior gobierno, por las críticas que desde su sector se le realizaron en un momento tan complejo como la pandemia. Las críticas, dijo Boric, fueron realizadas desde “la buena fe”, aunque esa interpretación sobre las intenciones irritó a ciertos sectores de la actual oposición. En cualquier caso, se trata de un Presidente que, nuevamente, deja ver públicamente las complejidades implícitas en el cargo.

Los 30 años

A diferencia de lo que ha sucedido con su propia generación política, acusada de soberbia y de desconocer los logros del pasado reciente, Boric en su mensaje realizó varios guiños a los últimos 30 años, tan fuertemente criticados por su sector. El Presidente, en esa línea, hizo un reconocimiento a la política económica de responsabilidad fiscal, a propósito de los subsidios a los combustibles. Y si bien no fue complaciente con este período –“muchas y muchos quedaron desplazados de las oportunidades del crecimiento de las últimas décadas y la política institucional no se hizo cargo de ese legítimo malestar que se estaba incubando”, dijo–, reconoció logros como “la reducción de la pobreza, el mayor acceso al consumo, la ampliación de la matrícula en educación”, lo que catalogó de “grandes logros de las últimas décadas”.

El mandatario no fue audaz respecto de sus anuncios relativos al principal problema que hoy enfrenta Chile, es decir, la violencia en La Araucanía y sus regiones vecinas.

Convocatorias a los empresarios

Lo dijo en varias ocasiones: a su juicio, como lo planteó tantas veces en campaña, Chile es un país “fragmentado social, cultural y territorialmente”. Habló de una “dolorosa fractura” y, en esa línea, a diferencia de lo que ocurrió en la toma de posesión del 11 de marzo, fue explícito en aludir a distintos grupos, como a los empresarios, que en esa ocasión no fueron invitados a la ceremonia. “Un país que está fracturado socialmente no puede crecer, por lo que una distribución más justa de la renta es condición necesaria para que retomemos el camino del desarrollo. Por ello hoy los quiero invitar a que juntos, trabajadores, empresarios, Congreso y Gobierno avancemos hacia un gran pacto tributario y productivo que permita llevarnos al camino de un crecimiento justo, inclusivo y sustentable”, aseguró Boric, cuando explicó la reforma tributaria que entrará este mes al Congreso. “Tengo la convicción de que es posible volver a encontrarnos, para juntos sanar las heridas que nos dividen y fracturan. Para darle estabilidad al camino de los grandes cambios, debemos hacerlo con la participación de todos y todas. Quiero ser enfático, sin exclusiones. Y en esto, la participación de trabajadores y empresarios es fundamental”.

Sin grandes anuncios en dos materias clave

No hubo grandes anuncios en las dos preocupaciones fundamentales de los chilenos, de acuerdo a las encuestas: la seguridad y el alza del costo de la vida, como se recalcó desde los sectores que no forman parte del oficialismo. Tampoco se detallaron las políticas públicas en torno a los grandes –y muchos– temas que abordó el presidente en su mensaje. Sin embargo, puso fechas al envío de proyectos de reformas estructurales –junio para la tributaria y agosto para la de pensiones– y sumó el compromiso de aumentar la productividad y PIB potencial: “Debemos lograr que la productividad vuelva a crecer al ritmo de 1,5% al año en lugar del estancamiento de los últimos 10. Si lo logramos el producto potencial podría crecer sobre un 4% anual, lo que a su vez permitirá compensar el alza de costos laborales que implican medidas sociales con las que nuestro gobierno está comprometido, como el aumento del salario mínimo, la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el aumento de las cotizaciones previsionales. A inicios de los años 2000 durante el mandato del presidente Lagos se logró. Hoy también podemos”, aseguró Boric, en la que fue catalogada como una meta muy ambiciosa.

Optó por tomar un papel institucional y tomar cierta distancia: “El 4 de septiembre nos enfrentaremos a una decisión trascendental: aprobar o rechazar (...) ambas opciones son legítimas”.

La violencia en la macrozona sur

El Presidente Boric no fue audaz respecto de sus anuncios relativos al principal problema que hoy enfrenta Chile, es decir, la violencia en La Araucanía y sus regiones vecinas. En el esquivo equilibrio entre el legítimo uso de la fuerza por parte del Estado para el control del orden público y no cerrarle la puerta a una solución política –como ha sido la intención de este gobierno desde su programa en adelante–, en este discurso del 1 de junio se siguió deambulando entre ambas aguas, sin mayores sorpresas. Al abordar el conflicto, aseguró que “desgraciadiamente” tuvo que decretar el Estado de excepción y justificó su decisión: “Estoy consciente que esta medida no resuelve el problema de fondo, el cual estamos abordando mediante una política integral de compra de tierras y reconocimiento antes detallada, pero como Presidente de la República tengo el deber de utilizar todas las herramientas jurídicas para garantizar la seguridad de la población”.

Mensajes a su sector

Al referirse al alza del costo de la vida y a las medidas que está tomando el gobierno al respecto, Boric se refirió a la “responsabilidad” y a “la tentación de las soluciones supuestamente fáciles, pero que generan a la larga más problemas”, en posible alusión a los retiros del 10% de los fondos de pensiones, que él y su sector apoyaron como parlamentarios, pero que ahora ha frenado como Presidente. “En los últimos años todos hemos estado tentados en algún momento a seguir este camino, cediendo a la presión de las redes sociales, al populismo o a la arrogancia de reinventar todo. Reunir evidencia, decir la verdad, trabajar duro y construir consensos, sin embargo, es la única forma de responder a las aspiraciones de nuestro pueblo y estar a la altura de este momento histórico”, aseguró Boric, en un nuevo cambio de mirada desde que está en la presidencia.

Los guiños a su base de apoyo

Pese a los reconocimientos de sus antecesores y a los avances de los últimos 30 años, Boric no dejó de lado un discurso de izquierda dirigido a su base de apoyo dura. Se refirió al estallido social como un evento que no fue aislado –“fue una explosión de múltiples malestares y descontentos que fueron ignorados o minimizados por décadas”, según el Presidente–, que reiteró los compromisos de su gobierno en materia de “verdad, justicia, memoria, reparación y no repetición”. Junto con hablar de “la concentración del poder en pocas manos y la persistencia de una sociedad en la que el lugar de nacimiento determina las posibilidades de desarrollo de las personas”, Boric puso énfasis en diversas materias de derechos humanos y de políticas feministas, en un guiño a las mujeres -sobre todo a las mujeres jóvenes– que le dieron el triunfo en la segunda vuelta.

Sin mención a su coalición

En su triple papel de jefe de Estado, jefe de gobierno y jefe de coalición, Boric no hizo ninguna mención a sus fuerzas de apoyo políticos en el Congreso, donde no tiene mayorías. Resultó llamativo porque, justamente, será en el Parlamento donde deberá sumar votos para llevar adelante sus reformas estructurales y donde, al menos hasta ahora, sus dos fuerzas de apoyo (el Frente Amplio y el Partido Comunista más el Socialismo Democrático) no han sido todo lo disciplinadas que necesita La Moneda y en diversas ocasiones han mostrado sus diferencias. Con la conformación de un solo gran bloque político en el horizonte –como sería la intención del Presidente–, extrañó el silencio en esta dimensión fundamental para la concreción de sus compromisos.

Un paso atrás en el plebiscito constitucional

No hay ninguna duda de que el Presidente como sus principales ministros están por la opción de aprobar el nuevo texto constitucional en el plebiscito, como lo ha dicho el mismo Presidente Boric, la ministra Izkia Siches o el titular de Hacienda, Mario Marcel. Tampoco que el destino del gobierno y su éxito está estrechamente ligado a que la ciudadanía le otorgue un voto de confianza al texto el 4 de septiembre, pese a la tendencia de las encuestas. En medio de la polémica por un eventual intervencionismo en el proceso, sin embargo, Boric en su discurso optó por tomar un papel institucional y tomar cierta distancia: “El 4 de septiembre próximo nos enfrentaremos a una decisión trascendental: aprobar o rechazar la propuesta de una nueva Constitución. Ambas opciones son legítimas, y el gobierno tiene el deber de garantizar que la ciudadanía se manifieste libremente en las urnas de manera informada”, aseguró sobre el proceso de mayor relevancia política que lleva adelante Chile, marcando un cambio respecto de sus últimas intervenciones.

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